No sé si habrá un poema que me devuelva el habla
si en el silencio estoy sublimando la letra,
como si no me fueran las palabras vitales,
para que un día tú, quizás, me comprendieras.
No sé nada de ti ni de tu boca suave
que se embrutece a veces, pero sin violencia,
una boca que sueña, cruzada de palomas,
con ser el arco firme que dispare la flecha
y consumar, furtivo, el dulce asesinato
que gozar plenamente sin prejuicios ni vedas.
Cada día me cuesta más insomnio sacar
la mente atiborrada de cerraduras huecas,
del fárrago vital y descubrirme una
sin grandes pretensiones y en el espacio esférica
como la juventud que se sacia en sí misma,
como la libertad que donde acaba, empieza.
No sé si vas a huir de todo lo que amas,
o prefieres quedarte para enfrentar la quema.
Sólo sé que yo mato y olvido fácilmente
cuando de la emoción se me cierran las puertas.
No sé nada de ti. Eres un cuerpo oscuro
sobre el que echar, despacio, palabritas de tierra.
Comentarios
Publicar un comentario