¿Qué pasa? Estoy cansada, sí, cansada
de tanto arrebatarme sin sentido
al borde de lo abstracto, compungido
el prieto corazón de la granada.
De indiferencia estoy exacerbada,
se me hace cuesta arriba el recorrido
y me acidulo, fruta descarnada,
sobre la negra lengua del olvido.
Estoy sin casi estar, ni voy ni vengo
por mi profundidad, ni me entretengo
en prolongar la letra del orgasmo
que pugna por llegar pero no llega.
El silencio es un plácido estratega
que se empeña en matarme el entusiasmo.
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