Yo no busqué volar con estas alas tísicas
ni salvar las distancias entre el quiero y el puedo.
Yo decía jamás si intuía la entrega,
tapándome el escote de mis ojos de estreno,
era una mano arisca que no se sorprendía
de no ansiar la caricia ni el golpe del recuerdo.
ni salvar las distancias entre el quiero y el puedo.
Yo decía jamás si intuía la entrega,
tapándome el escote de mis ojos de estreno,
era una mano arisca que no se sorprendía
de no ansiar la caricia ni el golpe del recuerdo.
Estaba ensimismada deliberadamente
sabiendo que no habría penúltimo regreso.
Si me besó la lluvia en un perdido otoño,
lo olvidé como olvido que un día tuve miedo
de no poder amar tanto como me amaron
los hombres que no amé con suficiente empeño.
Yo no buscaba nada. Estaba aquí, tranquila,
feroz si hacía falta defender algún sueño
que no era el mío nunca, porque yo no soñaba,
era una flor insomne viendo pasar el tiempo.
Tampoco te busqué, pero llegaste
a horcajadas del viento,
como llegan los hombres malheridos,
oscuro y violento.
Ahora, ya lo ves, sería inútil
decir que no te siento.
sabiendo que no habría penúltimo regreso.
Si me besó la lluvia en un perdido otoño,
lo olvidé como olvido que un día tuve miedo
de no poder amar tanto como me amaron
los hombres que no amé con suficiente empeño.
Yo no buscaba nada. Estaba aquí, tranquila,
feroz si hacía falta defender algún sueño
que no era el mío nunca, porque yo no soñaba,
era una flor insomne viendo pasar el tiempo.
Tampoco te busqué, pero llegaste
a horcajadas del viento,
como llegan los hombres malheridos,
oscuro y violento.
Ahora, ya lo ves, sería inútil
decir que no te siento.
"de no poder amar tanto como me amaron
ResponderEliminarlos hombres que no amé con suficiente empeño"
A veces me parece que las cosas llegan solas, se van solas y... llegan solas, Morg. La vida me está enseñando extraños caminos, atrevidas bifurcaciones y sosegados cruces de caminos... creo que ahora me pararé a leer esta telaraña que escribes, con la que cualquiera se puede desnudar.
Tengo ganas de escribir hoy, pero aún no sé qué, cuando me vaya a la camita me llevo un boli, por si acaso. No hay nada como dinamitar un propio comentario. Jajaja.
¡Un abrazo, Morg!, ahora leo más de lo tuyo.
Las disyuntivas no se acaban nunca, Jorge, las sorpresas tampoco.
ResponderEliminarLo peor llega cuando se pierde la capacidad de asombro.
Que no te ocurra nunca es lo que te deseo porque eso, te hará seguir escribiendo.
Y yo que lo vea...
Más abrazos, Dark.
Una vez temí quedarme sin ideas, hace unos ocho o siete años, temí no ser capaz de sorprenderme en algún momento de mi vida en lo que entonces se me aparecía futuro. Entreno a mi mente para ser feliz, y mientras tanto, no dejo de sorprenderme, porque todo cambia. Aferrarme a un tablón de agua en medio del océano, enquistarme en el presente que se desliza hacia un pasado que no existe, enarbolar una creencia sobre lo que puedo negar, eso no es para mí. Y avanzar es lo que me gusta, avanzar y avanzar y aprender y aprender y pensar cosas extrañas y dibujar ideas, y para eso necesito aceptar lo que recibo y lo que doy, y configurar lo que voy a recibir y a dar. No tengo miedo de dejar de asombrarme porque va pasando el tiempo y yo mismo no dejo de asombrarme, así que el mundo no deja de asombrarme. Lo seguirás viendo
ResponderEliminarY yo seguiré flipando con tu forma de moldear el mundo (no temo que te agotes), y aquí podemos tener una extrapolación al infinito de un alfarero de palabras que pinta una realidad tan dinámica que es infinita.
¡Un abrazo! ^_^