Cómo nieva Diciembre, cómo nieva,
mientras en tu cristal el sol deflagra,
cómo resbalan las incertidumbres
por el tronco sagrado del muérdago druída
porque me hablas lúcido en ogham
aunque no te des cuenta.
Ahora que nadie escucha te diré
que llevo un árbol dentro para que tú te apoyes
un tejo milenario que subyuga
el estremecimiento de tu anárquica voz.
Soy el conjuro de tu irreflexión
cuando extiendo el misterio de mis verdes
a los cuatro elementos que te forman.
Porque sepa la muerte con qué bicho se enfrenta
te tiro de la lengua alguna madrugada.
Se halla en tí la palabra de punta a punta abierta
de punta a punta herida, de punta a punta daga.
Esa es la magia
¿ves?
no ser persona
de las que coleccionas en vitrinas de carne
porque como mujer no te sirvo de nada
(no me sirvo ni a mí que desconozco
qué significa serlo)
por más que se definan
ante mis ojos, todas las mujeres.
Yo soy esa catástrofe que ocurre mientras sueñas
con sujetar, lascivo, las caderas del alba,
soy la que agujerea tu inconsciente
para que obtengas más de lo que ofrecen
las bocas que deseas.
Porque eres un hombre abierto a temporales,
como un negro tumulto de rosas
te acontezco
sin pedir nada a cambio,
salvo tu corazón de lobo asténico
aullándole a mi luna,
alguna madrugada
si es que nieva.
mientras en tu cristal el sol deflagra,
cómo resbalan las incertidumbres
por el tronco sagrado del muérdago druída
porque me hablas lúcido en ogham
aunque no te des cuenta.
Ahora que nadie escucha te diré
que llevo un árbol dentro para que tú te apoyes
un tejo milenario que subyuga
el estremecimiento de tu anárquica voz.
Soy el conjuro de tu irreflexión
cuando extiendo el misterio de mis verdes
a los cuatro elementos que te forman.
Porque sepa la muerte con qué bicho se enfrenta
te tiro de la lengua alguna madrugada.
Se halla en tí la palabra de punta a punta abierta
de punta a punta herida, de punta a punta daga.
Esa es la magia
¿ves?
no ser persona
de las que coleccionas en vitrinas de carne
porque como mujer no te sirvo de nada
(no me sirvo ni a mí que desconozco
qué significa serlo)
por más que se definan
ante mis ojos, todas las mujeres.
Yo soy esa catástrofe que ocurre mientras sueñas
con sujetar, lascivo, las caderas del alba,
soy la que agujerea tu inconsciente
para que obtengas más de lo que ofrecen
las bocas que deseas.
Porque eres un hombre abierto a temporales,
como un negro tumulto de rosas
te acontezco
sin pedir nada a cambio,
salvo tu corazón de lobo asténico
aullándole a mi luna,
alguna madrugada
si es que nieva.
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